lunes, 2 de abril de 2012

La Probabilidad

La probabilidad es la oportunidad que tenemos para que suceda algo. Es probable que llueva, es probable que nos aumenten el sueldo o también es probable que caigamos enfermos o que perdamos la amistad del prójimo. Lo que puede suceder dentro de la lógica y dentro de la razón, lo llamamos probable.

Los científicos después de largos estudios han estructurado una "Ley de las Probabilidades" para darnos a entender que la probabilidad no obedece al azar, a la casualidad o a la suerte. Obedece a una serie de hechos que nosotros provocamos o que están alrededor nuestro. La probabilidad de que nos saquemos la lotería, depende del hecho de que compremos o no un número. La probabilidad de que nos mojemos o no al salir a la calle depende de si está lloviendo o no y si llevamos paraguas o simplemente salimos a la calle en camiseta. 

La Ley de las Probabilidades no tiene nada que ver con nuestro capricho. Ella explora y busca la probable que sería un hecho en medio de una rutina determinada. Hay un alto promedio de probabilidad de que nos falle el corazón en un momento dado y hay un escaso por ciento de probabilidad de que nos caiga un aerolito en la cabeza. En fin, que la probabilidad no es más que un hecho que se nos aparece de pronto por sorpresa pero que puede alterar positiva o negativamente nuestra vida.

Lo que sí es muy probable es que nosotros realicemos actos que provoquen a nuestro alrededor reacciones y  no debemos de asustarnos de los resultados. Si a nuestro alrededor sembramos comprensión, paciencia y bondad, es probable que recibamos como respuesta lo mismo. Pero si somos agresivos, intolerantes y necios, la probabilidad será que mucha gente estará en contra nuestra. Es muy importante entonces manejar en la vida diaria nuestras propias probabilidades. No dejemos a la casualidad nuestra tranquilidad, no abandonemos aún quién sabe nuestro futuro inmediato. Acostumbrémonos a pensar de acuerdo a nuestra propia ley de probabilidades: Si siembro vientos recojo tempestades. Si siembro una semilla me habrá de florecer un árbol.

A un filósofo chino le preguntaron que cuál sería la frase que encerrara toda la sabiduría del mundo para un ser humano. El hombre aquél después de un instante de silencio respondió: "No hagas a otro lo que no quieras para ti, ni pienses de otro lo que no quieras que piensen de ti." Con sólo meditar y practicar esta sencilla frase nuestra vida puede cambiar y caer dentro de la probabilidad del triunfo y de la paz interior.