sábado, 13 de octubre de 2012

Gente Avispa y Gente Abeja


Hay en el reino animal, inacabables ejemplos de ingenio y de hábitos insospechados. Entre todos los animales, hay unos, los insectos, que forman el ochenta por ciento de los animales vivos. Y son los insectos los que a veces consideramos como  seres indefensos o inútiles.

Meditemos:

La abeja es símbolo de trabajo y fecundidad. Su tarea de recoger miel no sólo es legendaria, sino indispensable para la multiplicación de las plantas. Al tomar una gota de miel, acarrea en su cuerpo los elementos de fecundación entre las flores, fecundación que tendrá resultados espléndidos: Nuevos frutos, nuevas semillas, nuevas plantas.

Hay otro insecto común, pero completamente inútil y hasta nocivo: La mosca. Su terquedad por encontrar cosas descompuestas, es sistemática y acarrea en vez de trabajo, polen fecundizante, microbios destructores.


Y entre ellos dos, recordemos a la avispa. Si la abeja es símbolo de trabajo, ¿la avispa de que? Podemos decir que de la soledad constructiva, de la existencia silenciosa y de la agresión relámpago.

Las avispas son seres milenarios, como las abejas, su aspecto es mas temible que útil, su vida más apartada que vistosa, su utilidad más oculta que conocida. Si la abeja es trabajadora y la mariposa es adorno, la avispa es trabajo secreto. Algo así como ermitañas del reino alado de los insectos.

Pero, observándolas, nos damos cuenta de que no son estériles. Sus hábitos son admirables. La construcción de sus avisperos, puede servir de modelo a los mejores ingenieros y arquitectos, Y la previsión por su especie, da idea de su celo por sobrevivir. Inventoras prácticas del cemento, temibles, cuando se les molesta, unidas para el bien o para el mal, las avispas forman comunidades ejemplares.

Hay gente avispa. Gente abeja y gente mosca. Quizá el ejemplo de la avispa sea el ejemplo para los trabajadores del espíritu. Apartados, ocultos. Fieles a la comunidad del alma y terribles cuando se les ataca el derecho a su soledad. Respetemos ese derecho a vivir como se quiere, mientras no se interfiera con la vida de las demás especies fraternales.