Las Indefensas Mujeres


Sí, pobrecita. La mujer está indefensa... No sabemos ni cómo ha sobrevivido la pobre enmedio de nosotros, los hombres fuertes, sanos, vigorosos, atléticos y dispuestos a partirnos la cara ante el peligro. Pero la débil mujer...

Ella no tiene defensa. Por más que sea la que, según los médicos, es capaz de aguantar dolores que el más hombre de los hombres no aguantaría.

Y vencer infecciones que el organismo masculino no vence. Y sobrevivir a los riesgos de la maternidad, tres veces más peligrosos que la peor de las infecciones que puede sufrir un hombre.

Indefensas mujeres cuyo organismo soporta esfuerzos físicos continuados sin acabar su energía. Mujeres cuya circulación sanguínea es un treinta por ciento más efectiva que la del hombre, cuyas úlceras estomacales pocas veces existen, cuyo atrofiamiento general se retrasa más que el envejecimiento del hombre. Mujeres que mecen al recién nacido con la misma tranquilidad que sostienen la cabeza de ese recién nacido, agonizante, cincuenta años después.

¡Pobres mujeres!, ¿verdad?

Pobres de ellas, porque los hombres las identificamos con la debilidad, siendo que resultan ejemplo de fortaleza, ingenio, paciencia y heroísmo. Algún pensador afirmó que si un hombre tuviera que soportar los riesgos de una mujer, moriría veinte años antes ¡de agotamiento!

Ese cuento de que el sexo femenino es el sexo débil, es un cuento de hadas, porque la verdad es que ellas se llevan de encuentro a la soledad, le retuercen el cuello al cisne del desaliento, le soplan soberbia bofetada a la pobreza y al dolor, y siguen tan tranquilas... Mujeres en la historia ha habido, que son, no sólo directoras espirituales de sus famosos maridos, sino espejo en el que se ven las virtudes a todo color. ¡Pobrecitas mujeres!... Son tan dóciles, tan suaves, tan resignadas, tan débiles, que... La voluntad, la energía, la voz, la fuerza, la perseverancia. ¿Por qué demonios serán del sexo femenino?


La Seriedad
Ser serio quiere decir ser responsable. Ser serio no quiere decir ser triste. Hay artistas cómicos que resultan ser las personas más serias del mundo, puesto que siempre son puntuales, responsables y respetuosos del trabajo de los demás. Y hay actores trágicos que van a dar hasta a la cárcel por su falta de seriedad.

Entendámonos: La seriedad es una cualidad interior que reúne virtudes tan sencillas y difíciles como la responsabilidad y la dignidad. Hay algunas veces que fruncimos el seño, amargamos la boca, agitamos el puño, enronquecemos la voz y endurecemos el gesto, tratando de ganar seriedad y... ¡fracasamos!

Resultamos grotescos, cómicos de sobrada y ridícula seriedad ficticia.

Hay seres en el mundo que jamás abandonan la sonrisa y con ella de estandarte, van comprobando siempre su enorme seriedad. El sentido del humor hasta los santos lo tienen. ¡Y vaya que los santos dicen que son cosa seria...! Hay políticos que desbordan simpatía y tienen más crédito ante el pueblo que los que fruncen el ceño y se dan una importancia que resulta de cartón.

Si somos serios funerarios, ¡cuidado! De tanta seriedad provocamos risa. Y si somos sonrientes hasta la exageración, démosle a nuestro humor un contenido humano y firme. Seremos más felices y la vida nos resultará más agradable.

Buster Keaton tenía en su contrato fílmico la obligación de no sonreír en público. No lo hizo durante 20 años. Y cuando terminó el compromiso, anunció que volvía a nacer. El hombre que son su cara seca nos inundó en risas, tenía derecho a sonreír y a reírse ahora de todos los que se rieron de él en la pantalla.

Hizo bien, porque.... el que ríe al último... ¡muere en paz consigo mismo y con el prójimo!